viernes, diciembre 09, 2005
Mortandad
Estaba despierto. Comenzaba a demandar cosas ante el asombro estúpidamente esperanzado de mis creadores. No los culpo. Eran más jóvenes de lo que yo mismo soy ahora. Y semejante engendro me pondría los pelos de punta hoy mismo. Pero esas son cosas que no se eligen. Había nacido para reclamar el hecho de estar vivo. Y ante la nula respuesta convincente, mi deber era exigir que esos "otros" me dieran cualquier cosa que pudiera mantenerme distraido. Ocupado. Absorto.
Le llenaron el pecho de balas. Dudo que siguiera respirando cuando golpeó el suelo con su desplome mortal. Dudo que sus gafas siguieran siendo redondas. Dudo que él mismo siguiera creyendo en su propia leyenda. Imagino que estaba harto. Supongo que deseaba mucho más decididamente, un mundo sin su propio personaje, de lo que decía desear un mundo sin posesiones, enconos, dioses o adjetivos. Pero eso era él, de algún modo. Él era lo que los demás creeían, querían, cantaban, despedazaban a otros porque fuese. Él ya no era más él. Él, cómodamente o no, reposaba resignado sobre la construcción colectiva y global que le habían erigido sus escuchas. El precio -no tan caro entonces- de ser una gran celebridad. Y bala por bala, órgano por órgano, lo habría de pagar esa noche suave y funesta que decidió tomarle por sorpresa. Una melodía extraña, incluso para él, y que sonó sin pudor bajo las farolas del Manhattan de 1980. La melodía de la muerte. El acorde disonante del asesinato centelleante. Bastan sólo unos segundos cuando se trata de morir.
Y yo probablemente dormía. O quizás no. Quizás escupia mi comida para seres recién escupidos al mundo. Quizás me manchaba el babero en toda su inmensidad. Quizás despreciaba los chícharos, quizás despotricaba contra los vegetales en un idioma ininteligible pero ruidoso. Quizás odiaba la cuchara, la mano, la orden misma. Cuando eres un pan recién horneado, un bebé iracundo, un asunto apenas lanzado sobre la mesa de la existencia, y por algún motivo inexplicable, te rehusas a comer. Rehusas mantenerte vivo. Rehusas lo salubre de un chícharo, incluso entonces, y sin que haya manera de demandarlo coherentemente, tú sencillamente berreas tu insatisfacción y tus ganas de comer otra cosa, o nada si es preciso. Eliges el placer y punto. Pero la supuesta sabiduría de la maternidad proveedora está siempre ahí. Siempre lista para proveerte continuidad. Para facilitarte la supervivencia. Los pequeños niños prefieren morir antes que comer zanahorias molidas. Los hombres, adultos sin más remedio, se aferran a la vida cueste lo que cueste. Nunca esperan ser asesinados. Aunque muchas veces lo sean.
Y ahí es que hallamos otra falla esencial del lenguaje. ¿Cómo es que podemos "ser" asesinados? ¿El "ser" asesinados se reduce al brevísimo instante en el que el perpetrador finiquita nuestra vida? ¿"Ser" asesinados es ese insolente espacio en el que la bala precisa rompe la maquinaría de la vida? ¿Si "fuimos" asesinados significa que seguimos "siendo" asesinados incluso luego de la muerte?
Minucias. Migajas racionales. Él no tenía idea. Él no pensaba en todas estas inutilidades mientras caminaba de vuelta a casa. Tal vez pensaba en lo que haría al llegar. En besar a su hijo. En lamentarse de su condición. En explotarla. En persistir sin importar lo que los otros hubieran tejido y hecho parte de su ilustre vestimenta social. Tal vez pensaba en matarse de forma simulada para poder vivir. Tal vez no pensaba en nada y simplemente caminaba en total silencio. Hablaba con su mujer. La deseaba. Se separaba voluntariamente de la duda y decidía prevalecer por sobre sí mismo.
Probablemente hayan nacido unas muchas docenas de niños mientras, simultáneamente, la mano satanizada de un imbécil como Chapman jalaba sin sosiego del gatillo. Y quizás muchas de esas madres anónimas lloraban al unísono mientras contemplaban el producto de su supuesto "milagro". Y yo quizás dormía. Quizás vomitaba la cena impuesta. Quizás defecaba sobre mí mismo. Nadie lleva la cuenta de semejantes sincronías. Nadie sabe todo lo que también pasa mientras vive lo que solamente se vive en singular. Y no es reprobable, claro que no. Es la condición humana. Sencillamente.
Como lo es morir, también. Y como lo es matar. Y como, irónicamente, lo es el dar a luz. O el concebir. O el rechazar los chícharos o los ejotes o los rábanos funestos.
¿Pero quién es entonces quien valida lo que resulta historia? ¿Existe un algoritmo misterioso que define lo que ha de perpetuarse? ¿Sucede todo azarosamente, sin otro propósito que el que el poder imponga?
No se sabe. Se sabe sólo que al apretar un gatillo muchas veces la muerte sale vertiginosa de la boca de un artefacto hecho para dar muerte. Y se sabe que morir es implacable. Y se sabe que hay quienes disfrutan ciertos vegetales mientras otros los desprecian. Y que los niños pequeños nunca reparan sobre la muerte. Ni siquiera si sucede frente a sus ojos. Ellos quizás lloran, quizás siguen comiendo.
Mucho después es que la encuentran triste, inexplicable, injusta. Mucho después de haberse orinado encima por última vez.
domingo, diciembre 04, 2005
Matatiempo
insurgentes aferrados a sus sombreros de paja mientras juegan matatena
dedos que se duelen de tanto ver (C. dixit)
caricias inoportunas que soplan arrecifes encima de cierta piel
Escapatorias y apretujones
bugambilias impostoras
pétalos que se suponen manos
Todo lo que uno no es
danza sin remedio ni proporción, magullando el horizonte
una mujer no es una mujer nada más
uno no es sencillamente un hombre
No.
La vida es una esmerada cocinera de albedríos
y sonriente nos presenta sus enjutas cacerolas
revoltijos repletos de perros, huracanes y ladridos
El gran hombre te ha besado en la mejilla: Vas a morir
No hay tiempo para urdir más hormigueros de clemencia
Come rasga devora subsiste ladra zumba anochece resucita
No importa si la sed pide agua
o si el agua es la que cava cada túnel que luego es pozo
Mastica el aire si es preciso:
Sólo en lo breve está el placer de lo infinito.
miércoles, noviembre 02, 2005
Aun si muerto
el sordo
el empequeñecido
En mí todo es flor de cempaxóchitl
todo huele a breves y olvidados
crisantemos
No me quedan otros pétalos que los que ya he mordido
no me queda tiempo
no me fragua lo vivo
Amanezco
rozo tibiamente el andamio de los ciegos
enciendo hogueras de fiambre mientras enredo almizcles con mis muertos dedos
Hago trampas. Cazo misterios.
Ya no puedo ni sonar
pero me creo cuando aullo y cuando siembro el miedo
No soy ningún poeta: Soy sólo un simple y llano muerto.
Un muerto recién muerto:
Una sombra de mi credo
de mis tretas
Un minúsculo silencio
¿Podrías dejarme dormir?
¿Podrías cuando menos amansarte en mis secretos?
No quiero beber tu luz.
No quiero comer tus ruegos.
Yo sólo quiero dormir
Y quiero olvidarme luego.
sábado, octubre 29, 2005
La última incoherencia: El grandioso Juarsnif
Llorando mientras se ríe
beber del agua más seca del mundo
Desecar, erosionar, desertificar todos los posibles oasis
Todo para hallar otra vez el mismo silencio infalible.
Callar es el cuarto cuarto. El finiquitor del compás. Un, dos, tres:
Cuatro.
La música danza sin complejos posibles
Las antorchas, en un acto extraoficial,
deciden reunirse para sopesar la emergencia: Urgencia insoluble.
Hambre tan punzante como ojos llenos de agujas.
Y la música, que suena, que suena, sin importarle nada:
"warm beer and cold women, I just don't fit in
every joint I stumbled into tonight
that's just how it's been
all these double knit strangers with
gin and vermouth and recycled stories
in the naugahyde booths
with the platinum blondes
and tobacco brunettes
I'll be drinkin' to forget you
lite another cigarette
and the band's playin' something
by Tammy Wynette
and the drinks are on me tonight
all my conversations I'll just be
talkin' about you baby
borin' some sailor as I try to get through
I just want him to listen
that's all you have to do
he said I'm better off without you
till I showed him my tattoo
now the moon's rising
ain't got no time to lose
time to get down to drinking
tell the band to play the blues
drink's are on me, I'll buy another round
at the last ditch attempt saloon
warm beer and cold women, I just don't fit in
every joint I stumbled into tonight
that's just how it's been
all these double knit strangers with
gin and vermouth and recycled stories
in the naugahyde booths
with the platinum blondes
and tobacco brunettes
I'll be drinking to forget you
lite another cigarette
and the band's playing somethin'
by Johnnie Barnett
and the drinks are on me tonight"
Otra vez el compás. Otra vez el recuerdo: I'm all for you Body and Soul.
Quiero que la vida me deje en paz
pero no logro ahuyentarla.
sábado, octubre 22, 2005
De saber a lo que sabe y otras cosas fútiles
son unas lenguas
y unos muslos
es una inquietud ansiosa de arrebatar nombres
El sabor se mira
se huele
(y no sólo se huele, también se olfatea)
se sabe
se dice
El sabor se circunda
se circunscribe
se circuncida
se cercena
El sabor son bolsas llenas de cosas pensadas
libros enteros rebosando hojas y lienzos de cierto perfume amable
El sabor son los cuentos
las mordidas
los silencios
El silencio entre cada pequeño silencio
El sabor es también un punto.
Un punto que puede o no puede estar
pero que siempre es un punto
Un punto
y
aparte. (y luego un punto, otro punto, otra vez)
El sabor no se repite
aunque se repitan las cosas
Poco más que imbécil es quien pretende aprisionar cualquier sabor
pues la jaula resulta siempre
siempre
siempre
una caricia torpe sobre los enredosos cabellos del aburrimiento
un enfrenón miedoso, un amarrón solemne
igual a cualquier paranoia garapiñada con el hambre que se asfixia
bajo el supuesto santo santísimo oh gran cinturón de seguridad
Una más de esas tragedias
(de esas que no sobreviven ni tres mordiscos)
y tendré que despedir
juntas todas
a mi hambre y a mi lengua
y a mi nariz y a mi escueta esperanza
De patitas a la calle, malcriadas: Probar jamás es suficiente.
Y hay sabores que no se prueban
sabores que resisten tentativas lengüinas
arrebatos labiescos
hostilidades dentales-nasales-suprarrenales
artilugios tactiformes
neurodiscursivistupideces que pretenden construir escapatorias
Sabores que sobreviven cualquier cosa, pues.
Sabores aproximados
entelequias desahuciadas de toda posibilidad para proclamarse manjares
Sabores como tantos cuentos hermosos
Distancias que asemejan ser pestañas para olas más terribles
Reflejos de ciudades cautelosas.
Sabores que son como otros tantos kilómetros tatuados
de garantías, o de sonrisas convincentes
o de sacrificios insectívoros que alivian cien maldades onerosas.
El sabor que no se sabe es igual que pisar seis malos pasos en un baile
contraerse desordenado
pero claro y cristalino: festejando a pisotones la mutua voluntad naciente
Y aunque tal cosa es improbable como un espejo verídico
y aunque resulta estar llena de sentidos pero libre de palabras
y ser, vaya, desinteresadamente real
jardinosamente magnífica, etcétera,
lo único visible es una hermosa y breve espuma de flores sin rumbo
que se sabe y se saborea cierta:
Resuelta a caminar sin ladrarle a los motivos.
Nada sabe a nada. Siempre hay algo que rasguña el paladar.
Y nada tampoco sabe cada vez a lo mismo.
No hay resguardo para librarse de esa afrenta:
El sabor más reconocible es el que siempre sabe distinto
Y la vida es un viento que se cuela entre miles de millones de miles de millones
de millones y de miles de pequeños-diminutos agujeros: Nosotros
Pasa sin ver. Fluye sin tránsito. Sucede sin remedio.
De mordisquear esos pétalos de brisa
lentamente
"con seguridad-tomando la mano con fuerza-percutiendo la cintura-dejando a la cadera dictar"
De respirar los sin-remedios
y abrazar boya ras boya
es de lo que se trata la siembra de los sibaritas:
Dispuestos a palabrear cualquier sabor
desentrañando del discurso una incipoiente escapatoria
Todo sea por despintar la vida
(pues creen que eso es igual a poder pintarla, claro está)
Dependen de ello.
Desterrados de mi corazón.
Cada sabor es un matiz. Y antes desdeñaba los matices.
Hoy sé que hay quinientos mil
y que no me alcanzará mi propio tiempo
para bebérmelos todos
geográficamente
pintando los subsecuentes mapas.
Pero ya no me importa.
No podría paladearlo todo.
¿Y qué?
domingo, octubre 09, 2005
Inmunidad
los años se escurren entre peñascos y riscos y llanos y corientes
Y tú, sencillamente, te crees más inmune. Y además, lo eres.
Ya no te duele lo que antes, ya no morderías por ser el último bocado.
Y y a no te importa el hambre de nadie
Y ya tampoco crees en tu hambre tan a la primera
El hambre es psicológica: bingo. Lo has descubierto.
Ahora sí de los ahora sí, es que te encuentras desnudo.
sábado, octubre 01, 2005
Cerrado por depresión inminente hasta nuevo aviso.
Nos vemos en el infierno.
viernes, septiembre 30, 2005
Love you to. (not too, o pa que vean que los Beatles no estaban tan pendejos)
i turn around, it's past
you don't get time
to hang a sign on me
Love me while you can
before you're dead old man
A lifetime is so short
a new one can't be bought
so what you've got means
such a lot
to me
Make love all day long
make love singing songs
Make love all day long
make love singing songs
There's people standing around
who'll screw in the ground
they'll fill you in with all the things you see
But i'll make love to you
if you want me to.
-----------------
turn off your mind, relax
and float down stream
it is not dying
it is not dying
Lay down all thoughts
surrender to the void
It is shining
IT is shining
That you may see the meaning of within
It is being
IT is being
That love is all and love is everyone
it is KNOWING
IT is knowing
And that ignorance and hatred
may mourn the dead
IT is believing
it is believing
But listen to the colour of your dreams
it is not living
it not living
Or play the game existence to the end
of the beggining
of the beggining
of the beggining
of the beggining
of the beggining
of the beggining...
martes, septiembre 27, 2005
Reconstrucción o redescubrimiento.
¿Cómo pude?
Todo lo que río, es sólo por tu culpa.
Y sólo tuya.
Sí: Puta madre.
Gracias por la risa.
No todos la provocan.
No todos la consiguen.
Sólo tú.
viernes, septiembre 23, 2005
Revisión de mi conducta. (I)
Y no es que sea la mejor o la peor. Eso no importa.
La dejo olvidada, a la mía. A esa. Y dDuermo junto a sus chillidos. Persisto con todo y sus quejas.
Aunque siempre es contraproducente. Siempre llega el bramido.
Siempre me acabo enterando de lo mucho que le duele mi hartazgo.
Pinche poesía. Siempre tan enterada. Siempre tan monotemática y monogámica y fiel a mis tonterías.
Su culpa. Sólo suya.
Y entonces es que camino y de verdad creo en el sonido de todos esos lentos pero realísticos pasos.
Paso a paso. Tuc, tuc.
Los pies sobre el zapato, el zapato sobre el tapete, el tapete sobre el suelo, el suelo sobre todas las cosas, y todas las cosas por sobre todos los cielos.
Todas sonando bien aun si significando nada. Con eso basta. Paso a pasito.
Delirio a delirio. Sin fianza alguna.
Hay días que nadie te ama y aun así, respiras tranquilo.
Hay días que alguien te ama, y tú le quieres amar, aún sin un cómo, pero también, curiosamente, respiras tranquilo.
Hay días en que amaste y luego dejaste de amar. Y la mente ya se ha inmiscuido demasiado en todo lo que vives. Y te caga la madre. Y quisieras patearla hasta el carajo. Pero no puedes.
Te la enjaretas. La consideras. Lloras. Todo lo que quieres es seguir amando, sin explicaciones.
Y a veces puedes. Pero a veces, no.
Hay días en que crees haber amado. Sobrevives del recuerdo. Persistes gracias a tus propios inventos. Te alimentas de aire. Subsistes.
Esos días llevan la magia consigo.
Estás sólo, lo sabes. Pero nada esperas, también. Precisamente.
Y de pronto suenan las nubes, el chirrido del teléfono, el temblor de tus ganas:
BRRRRRRRing!
- Sí?
- Hola. Soy todo lo que ya olvidaste.
- ¿Sí?
- Sí. De verdad. Soy yo.
- Hola. Ta bien. Hablemos de todo lo que nos hemos perdido. It's now or never.
Y puta madre. Qué chingón resulta ver las cosas desde la distancia. Qué maravilla es usar binoculares. Todo parece tan controlable...
sábado, septiembre 17, 2005
Llueve
en tiempo presente
sí (no hay otro)
Llueve y llueve sobre las pestañas de los grillos
y llueve sobre esos ojos nuevos
y huelen, son ojos que huelen, lo juro
justo como el plástico que forra un nuevo libro
o una lonchera nueva (nuevecita)
o un cuaderno en blanco, de esos que huelen a delirios venideros
o a un libro nuevo, repleto de promesas
Llueve sobre todos los ojos cualquiera
pero llueve, sí, y llueven redobles sobre aquellos
(ah, joder, qué ojos)
(pero qué ojos, ay, repito y redundo y tropiezo sin temor del pecado escribano, sin temor de anunciar mis aullidos)
y me jacto
en tiempo presente: Yo me jacto
Hablando en tiempo presente
porque presentes siguen los ojos alga arroz y asincronía
ojos que simplemente aleja
almejas de toda sintonía
(¿Por qué es que siempre me revuelco en los ojos)
(Lo admito. No lo evito. Y sigo hablando en tiempo presente)
Esa risa que reniega grave grave grave
voz grave deliciosa que no tiene prisa para ebullir entre nuestros cascarones
Puro presente, presente la voz, presente lo que ya se ha escabullido.
Presentes sus ojos.
Cascadas de caprichos despojados de sus alas
remolinos los trabalenguas, todos
huracanes deslluviados y debiluchos
ay, carajo, quiero beberme esos ojos ya mismo
y se me prohibe hablar de ellos en tiempo pasado
como de toda cosa que ya no exista.
Debiera parar. Debiera dejar de ver la lluvia pronto.
Debiera deshojarme y desojarme.
Vivir sin mirar lo que también mira.
Debiera
sencillamente
sucumbir.
(Mas ya pequé de forma insalvable: Abandoné el presente)
Y así de inmisericorde
es que he matado este poema.
martes, agosto 23, 2005
Réplica ignorada
ya fuera yuxtapuesta, ya fuera verídica
y en la renuncia llegaban todos los temblores impertinentes
queriendo juntar el cielo con las frutas podridas
Ya ni el número autócrata
ni las sincronías estudiadas:
Todo danzaba feliz a pesar de la oscuridad
y ni el ritmo ortodoxo de las cosas
ni los destierros más coincidentes
ni los tambores, ni los silencios
podían hacernos callar.
Tengo en la memoria puras piezas revueltas
instantáneas de otros perfumes
retratos de lo no vivido
y sin embargo
quisiera arrebatarles a todos un mejor o un otro sentido.
Yo no suplico artes mágicas
ni tampoco me divierten las danzas que con tanta calma danzan los mundos.
Conmigo tengo suficiente para errar perdido.
Y no hay magnolias creciendo en los pantanos
y la sequía es también la misma sed para todos.
Estoy tan condenado como cualquier otro ciego de verdad invidente.
Los océanos han despellejado a su destino.
Todo retumba en un caudal desconocimiento.
¿De verdad existirá alguna vacuna para no ser diminuto?
Lo dudo.
Poco importan las lontananzas o las lisonjas.
Nada que recreemos de verdad vive o sueña.
Solo nosotros.
(Atenas llueve pero nadie sabe beber)
domingo, agosto 21, 2005
Palabras robadas (por un instante)
Desde un sitial de sueño, desde un escaparate, en otro tiempo buscaba. ¿Qué es lo que buscaba? ¿A qué se llama otro tiempo? Hay días que es imposible encontrar el presente. Entonces buscaba en otro tiempo. ¿Qué buscaba? Algo así como un objeto. Buscaba algo que fuera objeto. Y por eso tanteaba el vacío. Fue así que tropecé con la imagen.
La imagen no es un objeto. Es quizá una forma que mira.
La lluvia es una forma. La lluvia. Una forma que arrasa la tristeza. Estaba la lluvia. Algo que transcurría sin consecuencia. No, no: hubo consecuencias. Tendí la mano y recibiste la lluvia.
E inesperadamente
estabas conmigo.
Entonces la angustia ascendió con la lentitud de un océano. Tú estabas lejos de mí. Yo estaba lejos de ti. Pero tu mano quedó crispada en la mía. Ausencia del tiempo. Nada comenzaba ni seguía. Silbaba el silencio.
Enmedio del silencio estabas desnuda. Desnuda de toda relación. No estabas ni cerca ni lejos. Simplemente estabas desnuda.
Nada preguntabas pero mirabas de un modo extraño. Un viento breve agitó tus cabellos. Yo no podía acercarme. Tú no podías acercarte.
Un día te abandonaste a tu propio aniquilamiento. Tomaste la llave y abriste la puerta de ese placer incomparable de detenerte. Frente a todo lo que huye te quedas. Todo huye y te quedas en esa cosa nueva que es la muerte. En ella de pronto te quedas y nadie puede socorrerte. Te quedas fuera del tiempo y todos se alejan. Y estás sola, absolutamente con nada. No como la altiva soledad de los que viven. Absolutamente sola porque te ha abandonado hasta el orgullo. Tus manos están, pero no tienes la compañía de tus manos, ni de tus pies. Tu sonrisa también te ha abandonado. Ya no estás ni cerca ni distante. Simplemente no estás.
En ese momento en que te vi absolutamente sola yo también te abandoné. Sentí crecer mi egoísmo como un sol acariciante. La espléndida belleza del egoísmo. Te abandoné y me sentí solo. Pero conservaba mi vida. Conservaba mi orgullo. Y mi egoísmo. Conservaba mi sonrisa y mis manos. Conservaba mis manos ávidas que buscaban en la luz otra imagen. Y por encima de todo conservaba mi orgullo.
Te has quedado allí y todavía no sé quién eras ni cómo eras.
Y no me importa.
Aldo Pellegrini, un año antes de morir, a los 69 años
viernes, agosto 19, 2005
On the end of any other song (but this)
and so this is me.
To Dance - says the rooftop-
is waaaay out of bounds.
No more dancing - life agrees -
Chill.
Commit.
But then again
here comes myself
and so comes this complying moon.
Dance -she says-
Please,
dance some more.
Yet neither me
or the rooftops
or the rebelious moonlight
are (were)
even
listening.
I could have sworn it was me
yes,
right when i stepped out of the labyrinth
only to look up, right in the middle of the sky
and cried myself out.
I fucking swear.
It was me.
Just me.
I saw them.
Each and everyone of them:
The clouds, the rain, the stupidly belligerant wind
and with the wind i also saw your mouth
yes, all of them, all together
crashing in, only to move over
almost immediatly
And I thanked you.
And you don't even know how much.
And i
still
thank you.
"Make way for mrs. moondance"
And so you did.
Couldn't have been a greater good-bye.
Couldn't have been more perfect.
Should not.
Will not.
Never again.
All this moon
All this anxiety
All this hunger
making way
- in such an innocent shape-
to this restless
to this deep and tremendous piece of sorrow
which merely happens to be
so unable to find
a decent (oh, let's not say decent, let's just say right)
a right
the right
place
to rest
within my soul.
Or yours.
Or anyone's.
Gotta sleep.
martes, agosto 16, 2005
El después nunca es igual que el antes.
o las estrellas.
Ni tampoco la piel era igual de suave que la retirada armoniosa
o que el alba llena de hambre.
No eran sus ojos iguales a ningún mapa
ni tampoco su sexo tenía el sabor floriturno de las perdices
ni el olor de las magnolias desveladas
ni la lágrima olvidadiza de los profetas abatidos.
No.
Todo era una vil y sanguinolienta mentira.
Incluyéndole a ella.
Y fue un hartazgo tanto forcejeo
y cansada la espera de todas esas lunas necias y belicosas y sedientas.
Su corazón, simplemente, jamás se presentó a la contienda
y así como él, todos los escuderos fueron prestos a lavarse
y se lavaron hasta los ojos en el cauce de sus presas.
y hasta las hundísimas cejas quedaron limpias antes de la huida
(y despavoridos trotaron los siervos de la estupidez y la agonía)
Peleles. Indignos. Maltrechos de hacer tanta nada.
No existe peor duelo ni peor talento.
No hay guiso más asqueante, ni liebre más alada.
La rendición anticipada es siempre el peor de los fracasos
y siempre el más hediondo de los lamentos.
Y es que, sencillamente, no deja lugar a palabras dignas de los memoriales
ni deja tampoco cuerda en los relojes
o algún otro pétalo de desesperanza en las gargantas de los niños
ni aguas ni charcos ni pantanos en el centro mismo de los arrozales.
La rendición es un mundo que inesperadamente duerme
para no volver
o despertar
o hacer cosquillas en los codos de las orquídeas.
La rendición se basta a sí misma
con solo gritar (estúpidamente): Basta.
Y ni el sueño estridente de los grillos le conmueve un poco.
Ella está para dormir.
Y duerme.
Y lo hace lamentándose
llorando hierba cual sudando atrocidades.
Infinitamente.
Sin llorar ni cojear banalidades
tal y como hacen los que
dicen
estar locos.
martes, agosto 09, 2005
Agradecimiento a los también vulnerables.
que se distienden y estiran como cualquier otra fauce nublada
Y yo hablando a dedo abierto
a mano desparpajada
y a corazón que ya no es ni el sarape de sí mismo.
Canciones gelatinosas y edulcoradas
y visitas a los templos -también frágiles- de los otros
son otra vez las furibundas guías
de este nuevo y olvidado acto de escribir
ya el sopor de sangre que respiro esta noche
ya las ciudades furtivas
ya las muertes esperanzadas y jazzísticas
ya las roturas de Mario o las necedades de Juan
ya las brochas, ya las escaleras
ya las similitudes funámbulas
ya la falta de puertas, o la falta de ventanas
o ya los temblores de las ciruelas
o los recordatorios del olvido
o la tos, esa tos, siempre tos, y siempre candidata al exilio
y que duerme junto a los pelillos laberínticos de mis sueños.
Una noche que es vuelta al mundo
y en que nuevamente estoy sentado aquí, ahora, en la eternidad
con el aliento asfixiado
y lleno de palabras desparramadas desde lo alto del globo aerostático
que saltan como riachuelos burlones
hasta esa ninguna parte que acaban siendo todos
los que amo o detesto. O los que amo y detesto.
Da igual.
Y me pregunto si esto de leer
y esto de dejarse leer
y esto de sentir que leyendo uno realmente revuelca su fragilidad cristalina con la del otro
(cascadas de astillas, sean turbias o calladitas o iracundas)
es porque así es
o es porque soy yo
o es por la música
Me pregunto, otra vez.
Y de nuevo carezco de respuesta
(Es demasiado tarde para borrar lo que he salpicado por todas partes)
Pero los saludo a todos
desde mi necedad o desde mi lucidez
y les agradezco que asomen la cabeza
y los ojos, esas lámparas quebradizas,
para mirar hacia ningún lado
o para ser mirados
pues
al menos esta noche
de un dulce mirar seréis alabados.
sábado, julio 30, 2005
Sin tregua
revólver pálido
callejón sin gatos
balcones mirando hacia los basureros
lluvia que nunca se detiene
Pánico
olas y más olas de no se qué demonios
demonios que apagan la luz acariciándote la cabeza
buenas noches, soy tu muerte
bébete este infierno y cúrate la tos
Pánico
historias que se escapan entre huecos de garrafas y cántaros
algo que tenía que decir corre despavorido hasta perderse
tras la niebla que escupen las baldosas y respiran los niños
Pánico
dónde estoy, no recuerdo nada
me siento perdido, extraño tu mano
desvanezco te marchaste tú también
Pánico
Nadie toca la puerta
Y de vuelta en la pocilga
los perros se han sentado en mi propia mesa
y comen con elegancia monárquica
(claro, no eructan hasta recibir el primer aplauso)
Alguien debiera comprarse un machete
y despedazar lo que odio.
Alguien como yo.
Pánico
Estoy a la puerta de la machetería
escogiendo el más afilado grito
(alguno que incluya el suficiente óxido para envenenar una ciudad)
listo para sacarle los ojos al próximo sabueso
a la siguiente callejuela
a cualquier encrucijada rabiosa que baile conmigo
o que me mire lastimosamente
Pánico
estoy de vuelta en la oscuridad
y las velas se han sindicalizado
todo para no encenderse en mis manos
Pánico
estás de vuelta en las nubes
y no traje mi antiguo paracaídas.
El suelo se acerca a mi cara
esta vez
sin tregua posible.
martes, julio 26, 2005
Sin coparse de Jazz
Bianca y su voz que resiste balas de grueso calibre
Bianca y sus piernas de lodo macizo asfixiando a los impíos
Bianca lamiendo sus gritos como estampillas
y en la frente de todos los niños bien hambrientos los imprime
Bianca unisónica, supersónica, irreal de tan agrio su grito en la garganta y otra vez grito y otra
Bianca llorando ríos llorados por quien no merece llantos
Bianca, palomazo (Bianca, quédate, una más)
Bianca de súbito
Bianca se marcha
El hombre de Bianca muerde el hombro de Bianca, besa la boca caverna de su voz de lija Bianca
Algún entrometido (hasta acá lo oigo) le dice:
"Hombre, si ella es tu mujer, y así canta, y así te despierta, y te canta
no sé como no pasas la vida dormido, esperándola)
Bianca pretérita.
Bianca so long: Love me or leave me, dijo dura y dadivosa y luego se marchó.
Bianca recuerdo
Bianca te guardo en el bourbon, déjame te guardo aquí
Bianca te bebo en el ya me voy, en el se cierra la barra
a ti y a tus piernas, Bianca
y a tu sombrero
y a tu cabeza rota, cantando tonadas rotas
para costillas rotas entre otras aves y farolas
Bianca, vuelve.
Bianca, nunca podremos hablar.
Bianca, diva y espectro del jazz, bianca como todas, canta
y se va.
domingo, julio 17, 2005
La hora ahora.
hora por hora
(ora por mi ahora)
Oración oriunda
origen horadado
orden ordinario
hórdago
El tiempo, amor mío,
la hora
se viste de ahora
¿Horizonte horrendo?
¿Hortera la forma?
No sé.
No puede importarme.
No debiera existir el exilio
Mejor sería el calibre fosfórico del mundo
si nadie tuviera que huir de cuando en cuando.
Preferibles todas las calamidades
a la imagen de tu lengua cerrando la puerta por siempre.
Eso sí puedo jurarlo.
Las once son siempre
incluso si nos ausentamos de su llamado selvático y dejamos que lluevan gatos para siempre
No depende de nosotros.
El amor tampoco. Nada ni nadie salvo nuestro cada uno.
Los colchones no lloran.
Los alivios tampoco.
Los signos de puntuación siempre pueden dormir tranquilos.
La hora de nombrar las horas ha dejado el edificio.
La cuenta de los días se talla los párpados:
Salve, oh, cuenta de los días.
Finalmente desfalleces y además, generosamente
pues ahora es cuando logro respirar.
(Suspiro, exhalación humeante, chimeneas como almenas relajadas)
Termina una cuenta (comienza otra)
Pero esta vez, bendición de callejuelas,
mis pestañas no esperan ser ennumeradas cada noche.
Pueden reposar tranquilamente sobre los catres de su sueño.
Y
--------entonces
------------------así
----------------------sea.
lunes, julio 11, 2005
A dónde van
y hoy no encuentro la hora de decir nada
Me miro la mano, la muñeca donde solía estar
y no encuentro las marcas
no encuentro la cicatriz, ni menos el dolor.
El reloj se fue de viaje.
Quizás regrese con nuevos minutos, quizás no.
No estoy aquí para rezar por el tiempo.
No es tiempo. No sé rezar. No se dónde es aquí.
Y las dos antorchas verdes están cerradas
durmiendo en una cama que hoy es selva de un gato negro.
Ojalá pueda dormir yo también
mientras el verano decide volver.
(Volver es una mentira suculenta)
domingo, julio 03, 2005
Ring!
justo cuando ya estamos muy lejos de toda prisa
El miedo sigue dormido
bendito él que nos deja seguir explorando los pliegues de cierta mañana extrañamente fresca
Adiós, le decimos sin decir.
Adiós a la pinza lúgubre que retiene el hambre.
Adiós al despertador y adiós a la vigilia.
Adiós al gato celoso y acechante
y al sueño también y a la esperanza y a la desesperanza
Adiós a todos: Nos vamos sin ir.
Volvemos sin que haya retorno, ¿y qué?
Miramos sin miramientos, mordemos sin carne
ahuyentamos espacios vacíos
donde nada hay que ahuyentar que no tenga nuestro nombre.
Hola. Son las once. Es hora de amarnos.
Hora del pleonasmo
hora de redundar y redundar nuestra carne redundante.
Hora de exiliar a la semántica, hora de callar al silencio.
Hora nuestra - o sea - horatuyahoramíahoranuestrahora
Nuestro ahora. El ahora de escasos siempres.
El yo duro, durísima armadura para coronar lo terso
El tú de lágrimas hambrientas, sofocándolo todo entre pierna y pierna
Nosotros. Otros no.
Otros nos los que dibujan la música indeleble
y que ninguno, ni el despertador mismo, ni tú ni la fatiga
podrán hacer volver a la vigilia.
Amen -dice el despertador-
Amén -contesta el presente-
Y lo que la carne replica jamás se dice.
Se es.
jueves, junio 23, 2005
La noche
La noche es donde se esconde el terror detrás de las cortinas
La noche no tiene prisa. Empieza tan oscura como acaba
La noche no conoce modales: Ni saluda ni se despide, besa llanamente
Nochemente es como muerden los amantes tendidos al sol
Pues es de noche de lo que se visten sus ojos desnudos
y es de noche de lo que hablan
y es pura noche la que escuchan con sus lenguas de sombra
La noche es sólo el día que se ha duchado de oscuridad y rincones minúsculos
La noche es el armario de la luz
el baúl de lo evidente
una cripta de flores agotadas
La noche se bebe a tientas
no hay más:
grandes sorbos ciegos hasta despintar la luna
sábado, junio 18, 2005
El Día
El día que muere es una lluvia dorada
El día es tierno como el agua. Como el amor que nace.
El día es delgado y dulce. El día es el amor.
El día es una espada. Una rosa caliente.
El día me dijo: Buenos días. Y amé al día.
El día estaba en tus ojos de fino oriente.
El día eran tus ojos oscuros. Tu clara sonrisa.
El día quiso decirme adiós. Y no me dijo nada.
El día y tú habían llegado a mis ojos.
El día eras tú. Tú eras el Buenos días. Y el Adiós.
El día. Siempre el día. Es decir, siempre tú.
El cocodrilo, again.
miércoles, junio 15, 2005
Almida de llano amor
la húmeda tierra con los puños
¿No tiene otra cosa que hacer a esta hora
del año, del mes de agosto?
¿Golpear la tierra solamente?
¿Amar golpeadamente
húmedamente, a puño limpio,
como a alma limpia,
a la hora de las albas
y de los precipicios?
Nada se sabe aún,
amorosamente,
acerca del amor.
El cocodrilo Huerta.
Amén.
martes, junio 07, 2005
Restauración.
Mi cara diabólica mira como todo se derrite sin nombres ni apellidos
y como las aceitunas silenciosas se transforman luego en tus ojos
y como esos ojos dudan miran abren el grifo dejan salir un gozo azulado líquido el sonrojo del agua el hambre de la sed
y nos bañamos adiós al calor suaves las aguas fresco el respiro todo nosotros
Nosotros en la copa del martini en el agua del mañana en las ganas de bebernos
Nosotros en el sin mañana en el solo ahora en el pacto imposible
Nosotros, como una nota que se alarga tontamente hasta la delicia.
Nosotros.
lunes, mayo 30, 2005
Si quisiera algo
Carlos Orujo
Y aunque cuente unodostrés, la vida sigue siendo la misma.
Las casas siguen sin ojos
y las calles siguen mudas
y al tiempo seguimos sin importarle gran cosa, mejor así.
Y qué (o qué)
O qué importa lo posible
o quién pudiera mentir tan bien como para verlo todo.
Unodostrés: (Sí, adivinaste, es la cuenta de tus ojos no muertos)
pero más nada
No me salvan, ni quiero
Ni podría salvarlos (tampoco)
ni en mis pesadillas más inútiles e interminables
¿A quién le interesa salvar del mundo a nadie, hoy mismo?
Tus ojos a la carta (dos, para llevar)
Tus ojos prestados a las casas
y tu voz más histriónica prestada también a la ansiedad de todas esas calles
(calles que sudan de no poder decirte hola)
Tu boca momentánea y sin consecuencias: Nada más.
Nada de caminos, nada de promesas.
No quiero imaginar nuevas historias (lo juro)
Estoy cansado de ver cómo se derrumban siempre los naipes
Solo hace falta un soplo
Mejor pactar.
Nada de construir falacias: Ni hablar.
Que sean sólo tus ojos en préstamo
mirando sin lucrar, viendo sin motivo
Oyendo como todas las avenidas que te extrañan no pueden decir nada
sin reclamos
sin futuros
sin motivos mejores que esas blandas caídas sobre la ternura de los pájaros (o de los gatos, o de la niebla más insulsa)
Nada que no sea dormir ciegamente sin hambres parturientas.
(Acariciando el olor de tu pelo, si es posible)
Nada de infinitos.
Nada de futuros.
Nada de pijamas ni tampoco más de estas tontas sábanas sedientas.
Quiero dejar de querer contar siempre: unodostrés.
Quiero olvidar mis ganas de memorizarlo todo.
Sufro para que entiendas que no soy yo el que sufre.
Más nada.
lunes, mayo 16, 2005
Otro poema ya viejito.
Dualidades arrumbadas (sin rumbo)
“Escribo poemas
para que descubras
que no soy el mismo
que escribe poemas”
Ivan Tubau
Hacer poesía es facultad de todos
Solo debe decirse sencillamente lo que todos piensan
Digamos:
“Aquella mujer conoce el ángulo perfecto
en el cual inclinar la cabeza
Y ser y sentirse saboreada por ello”
Todos sonríen ante la evidencia irrefutable
Aquel, el más ebrio de la noche
duda entre huir y mear
o seguir vociferando risotadas de esas
que babean miedo de tan ciertas.
(Él conoce a la mujer y ella lo mira sólo a él esta noche
inclinando su cabeza
- en ese mismo ángulo inocente y criminal -
y abusa orgullosamente de su paciente y hermosa ofensiva)
Así es como poesiando se entiende la gente.
Y a veces, hasta de verdad se desea.
Poetizando no.
Si poetizamos estiramos dedos que no nos pertenecen
Rasgamos sin fruto verdadero
los frondosos abrigos de lo “sublime”
Cuando poesiando nos llueven inocentes las palabras
lo sublime se desnuda deseante y apresurado
y lanza hasta el mismo fondo del abismo
todos esos viejos, conocidos y discursivos abrigos.
Claudica sus ropas
Y sus prestadas pieles sintéticas
nos abraza
nos murmura palabras
nos sopla su arena, impúdica, desparpajada, cuasiputa
y rueda
y rueda
y rueda
acariciándonos los dientes
y brota impune, diciéndose solita
Abeja iracunda y sin control,
sin ninguna antigua necesidad de poseerse a sí misma
ni de ser poseída
ni de entenderse para luego pintar como es el añorar que vuelva
Poesiar es volar como arena
que no sabe ser nostalgia.
Poetizar es creer que la imagen se vende y se compra en toneladas.
Poesiar es sonrisa
que si quiere ser deseada es solo en el presente
y que normalmente lo es
sin venderse
sin saberse ni pretender ser sabia.
Simple arena, perdida en el fondo de pozos cansados
y que imploran ser reclamados por los exploradores.
Y que, desconocidos e impertinentes,
No temen ser los dolores más gruesos de cien
o cien mil cuellos hambrientos
Poesiar es hablar normalmente.
Hablar gruñendo ganas de ser trémulo
Canción
Palabra paladeada, gozada,
y olvidada luego.
Cuando poesiamos damos nombre a los vestidos
entonamos cantos simples y hermosos
y orgullosos
de sus nudos o de sus lianas interminables.
Poesiando damos brazos a quien no los tiene,
(Y hasta a veces nos descubrimos a nosotros mismos
desmembrados y nos favorecemos)
Luego entendemos que
para arrancarlos sin piedad
o para saber saborear el miedo desde sus afueras
basta un mero tirón de arrogancia
Poetizando
en cambio
Probamos sabores que no conocemos-conoceremos-no existen
Ni existirán en los sueños más sagrados de las vacas de Calcuta
Repetimos graznidos de garzas puristas
aves dignas de cualquier aumento en el presupuesto.
Poesiando todo existe porque
sin ser ciertamente cierto
sabe casi casi igual.
Poesiando todo sabe como el agua
Insípida, incolora, inerte:
Sabe al agua que siempre sabe a todo lo antes y todo lo después
(y que hoy quizá sabe a piernas guapas y sudorosas,
o quizás a esperas demasiado largas sobre banquitas herrumbrosas
diosas de un viejo parque
sentadas y quietecitas
esperando que alguien acepte ser poesía)
Poesiando el beso sabe a seis mil besos
que se sobreponen a cualquier sed.
Qué más da poetizar
Meter nuestras literarias
Y torpes agujas
dentro de esas madejas de hilo incomprensible.
De qué vale cruzar soberanamente y mil veces
Nuestras ansias soberbias
ahogadas en su longo y frugal entendimiento
si el tejido telaraña-coartada
no acaricia ni la piel de un niño
o estremece al menos una boba nube.
Si no arrancan una cualquier mirada
que pide ser vista.
Qué más da saber o inventar todas las palabras
si nadie es besado gracias
o a pesar de ese arrogante sortilegio.
O si nadie bebe del licor enterrado
O si la embriaguez que todos cosechamos
en la piel de los amantes
no termina siendo causa ni destino.
Qué cruel sería conocer siempre una respuesta
a cualquier idiota adivinanza
o al mayor de los misterios
Qué cruel sería masticar todas las uvas
si al tragar no emergiera el placer de un sabor violento
Qué inútil resultaría nuestra garganta
Si reclamara histérica un deber sentirse llena
o si falta le hiciera un nombre
para cada sabor o para cada silencio.
Bebamos, colega
sea el beber aunque algún día lleguen
todos esos nombres desechables.
Bebamos mientras cualquier cuello inocente
ejercitando una torsión muerta, en busca del deseo
no nos arranque más la paz
y podamos seguir
bebiendo sin espera
el momento que prosigue.
Salud.
viernes, mayo 06, 2005
Olvidar es fácil.
Ni me atrevo a dudarlo.
Del sueño a la poesía
Un mundo de contrahechos
se esparce en la cartulina
bordado con punta fina
como los pelos del pecho
Pais en que los desechos
son amados todavía
Es la comarca sombría
donde la luz se perdona.
Porque ahí van las personas, del sueño a la poesía.
En un sofá diminuto
posa minúscula gente
unos sonríen al lente
otros cuentan los minutos
Bichejos de rostro enjuto
se asoman a celosías
y carroñeras arpías
prestan garras al retablo
Mientras hace ronda el diablo
Del sueño a la poesía.
Un pavorreal se pasea
por un desván en penumbras
y a su paso que deslumbra
la oscuridad se voltea.
Qué transformó pluma entera
de apariciones sombrías
qué pasión, qué melodía
tocó el corazón humano
para conducir la mano
del sueño a la poesía
del sueño, a la poesía.
Dum dum tom tei
Dum dim tei tam
Dum dim tei tam
Dom Dom.
Silvio
(qué cabrón)
lunes, mayo 02, 2005
Aun en los Subsuelos
No quiero dejarla ir. Al menos no ahora.
Habría de pelear por ella? Ser pusilánime y rogar? Nah. Mucho ego para eso.
Mejor me callo y dejo que hable la historia.
A dormir.
viernes, abril 29, 2005
Cartas a un viejo amor. (Recreos para el hartazgo)
Hoy pondré un poema que hasta ahora era exclusivo de alguien a quien amaba mucho. Siéntolo un chingo: Es hora de lanzarlo al ruedo. Hoy que quedó demostrado que se había esfumado para siempre. Ley de Murphy.
No me atropelles, atropellame.
Ni el rechinar de tus ojos cansados del caucho
ni las llantas que miran el asfalto
hartas de no poder hablarse entre sí
y que dibujan sus sábanas de aguacero nocturno impertinente
(y se vuelcan sobre Amsterdam como viles madrugadas de fatiga)
ni el auto horriblemente amarillo y profesional
y que tampoco es tuyo)
ni mi imbécil cara tropezándose con las gafas que siempre miran por mi
y que no querían estarse quietas
durante esa lluvia cuando me asaltaron para delatar que eras tú quien sacaba la mano por la ventanilla
y que tu mano era la que saludaba ingenuamente
tras casi asesinar un ebrio
No fue la posibilidad cero de adivinar con certeza de cerbatana
ni la conversación previa con tus fanáticos
ni mis supuestos amigos detractores
(pergaminos discursos podridos celosos ahogados de sinrazón)
ni el no saber bailar o que tú sí sepas-quieras-te-sientas-más-cansada-si-no-lo-haces
y que no haya habido manos
ni menos
claro
las mías
retorciéndose de alcohol y miedo para llevarte con fuerza suavifirme
por toda la horrenda pista del bar y sus goteras
(todas también aburridas pero bailando sin que ni el frío, ni las trufas casi-líquidas-chocolate-exquisito-bebiéndose-tu-sonrisa, todas tuyas y pobres, no lo sabían)
ni el vaho
vapor necio aferrándose a los cristales de no tu-auto
como casi entendiéndome
ni la casualidad
ni dios ni las muecas patéticas que imita de mi
ni tampoco la coincidencia ni mis nada breves historias somnolientas
(mientras casi te duermes ahí frente a mí y al sillón inocente y con las piernas tiritando sus ganas de dormir)
aunque sobre esa alfombra
- no te pongas falda si me atropellas la próxima madrugada - y mis ojos que se bebían a sorbitos
la noche líquida y corrupta
sin que nada hicieran ninguna de nuestras diferencias
ni importantes ni mirando
siempre otro lado que no fueras tú y siempre fallando fallando fallando por método encontrándote donde todo
viéndote como existente desde un siempre tan cursi
que resulta musicalmente idiota y teatral
ni ese amanecer que tampoco desde tu ventana se ve
y que también huele a humedad (el amanecer, la ventana)
- y que castiga a PatiP por todo eso -
ni el inhumano destierro de tu ilusión (que alguien mate al responsable)
¿Cómo es que sólo la pantallita esférica te ilusiona ahora y tú ilusionas como si nada, a tanto público?
ni la tristeza digital que asomas entre las yemas mordisqueadas
esas que con dientes que son tuyos -sólo por casualidad-
te muerdes como me dueles y luego no te duelen y no sabes y luego temes y luego sueñas para parecer inocente
(tal y como antier hiciste conmigo y aparte censurado, bah)
Nada.
Nada sabe nadie entiende
todo complota contra entender lo que no se deja hacer verbo
y cae luego tan fuerte y tan veneno
silente sobre hombros, tensos barrotes que encierran miserias y rendición
complotan las pestañas contra los párpados
que apenas son cortina musical
(donde escucho entre pupilas sin saber sin querer saber y sin adivinar lo que vas a decir)
carne para la sorpresa
todos complotan contra uno de esos finales dignos de mañanas como esta
en que no me dejo terminar
- it ain’t over till I’m sober -
bebo lluvia ácida y camino por callejuelas que apestan a todo-el-rato-que-llevo-solo
pestilentes como mi colonia Roma
y yo que sin olerla y sin estar ahí sigo siendo llovido encima
y compro el diario más burgués de todos y que tampoco jamás leo
y luego le piso con zapatos empapados de charcos voyeuristas
que te espían calladitos afuera de tu casa
(y que antes era sólo de PatiP y de su látigo)
Y luego me fustigan y escribo (quizá sólo y otra vez sólo lo escribo para mi)
este terror de temporada que repite y repite
involuntaria
tu cara triste y sus ojos puestos ahí como dos subtítulos
que buscan una razón para querer ser olvidados
y que reniegan de lo que han visto
y de lo que saben ver
y de lo que no alcanzan ni estirándose
y yo tras comprar un par de chelas –claro- y también los cigarros que no había
- ni siquiera los faros de walter con su diseño ultramarino y sabor a viejas lijas -
y con nada-que-decirte estacionado en la punta de mi lengua
llego otra vez a esta casa tan no mía
desierto de corcholatas olvidadas por sus madres
donde ellas y yo sabemos que no estás
y – carajo –
te sigo viendo casi fílmica
con tus 35 milímetros por quinientos metros en ciento ochenta grados y tercera dimensión, promesa del próximo domingo y que me arrastran sin razón a los gerundios putrefactos
y todo se teclean solo sobre papeles que no existen
y las ganas de no encontrar metáforas bienportadas casi-logran encarcelar la imagen páramo donde al fin cabes y te puedo guardar -te guardo-
en LA cajita de cerillos talismán que uso para guardar el olvido de mi cabeza necia
- la caja que te espera y que dice Piscis y que te habla calladita
y casi silbando sus torpes designios para el futuro -
Llegué dos cuadras antes de llegar al deseo
dos cuadras antes del eco de llamarte por única vez tan temprano
para así romper mis promesas de última hora y
de-algún-modo-el-que-sea
agitar por una vez tu cardiaca susceptibilidad
(y eso que casi ya estabas dormida cuando te despedías de mi yo-nadie)
y darte esas gracias que se dan sin saber por qué
para luego recibir con honores fanfárricos y onerosos y ridículos rococó
a mi compulsión tortuga de renunciar de nuevo a ti
y al hecho, insólito, de que hay gente posible y real y desconocida
e indescifrable
ave de misterios
y que vienen de la oscuridad más común
y que tejen sus historias con las de otros usando las más vulgares cerillas astrológicas
y cotidianas y que ponen nombre a los porqués
y a las coincidencias y a las supersticiones
tan aparentemente arrojadas a nosotros.
Pareces, cuando miro dentro,
aparte de orquídea entre sueños que todavía no adivino
y de tren aburrido en plena estación del desprendimiento
pareces
aparte de reina salvaje y modosita del Nueva Orleáns que solo conozco por tu boca de relatos tan breves y por el buen jazz
pareces verdadera
sólida como baile de salón
Pareces pantalla gigante y reflector
y no dejo de verte aun si me rompo el cuello queriendo
y aun si quiero leer tus subtítulos hechos en cientochenta grados de ilusiones IMAX
que alumbras
o si clausuro mis ojos esclavos de mirar hasta dormidos
y que sueñan estúpidamente con estíos lluviosos
- donde tú manejas tu auto amarillo y profesional -
y yo solo debo respirar con esta misma nariz impertinente
los miedos y las luces que nos incomodan cada noche.
Mejor duerme
pues otra vez lidio con lo que veo sin creer
y súbitamente alguien me lo retransmite en technicolor
Ojalá fueras solo una fotografía de esas que no hablan
y pudiera pedirte tranquilo: Duerme aunque ya estés dormida
Pero ésta última voluntad
necesaria y redundante
-cliché del ejecutado-
sueña otra vez conmigo.
Suéñame mejor, sólo eso te pido.
Suéñame mejor de lo que soy
pues dentro de esa persona que no acabo de mirar
perplejo y estúpido
eres aun más hermosa que todos mis sueños por venir
jueves, abril 28, 2005
La inutilidad de las palabras
Palabra.
Carne de mi carne
dijeron
carne que proviene de mi
y que habla mis tonos
y que escupe mis silencios
y que me significa.
Como tú,
todos nosotros arrojados aquí.
Lanzados sin tregua para buscar un fondo
en este océano de párpados sorprendidos
Todos igual: sin ser parte
siendo motivo de algunos
motivándonos a través de otros.
Me siento desnudo: Siénteme desnudo
Todo el tiempo
todo el tiempo púrpura estoy desnudamente hablando
y hablando y hablando
con ese todo de abrir la boca.
Con ese todo que presume serlo y claro: no lo es
TODO el tiempo
incluso al decir: “to-do eltiem-po”.
(Creyendo que puedo mentarlo desparpajado
o creyendo que mi palabra significa.
Creyendo que ese todo es algo más que dos sílabas
o que alguna vez fue solo un tono)
Dame mejor tu tono: SÍ
Dámelo mejor y que sea ahora
tu tono húmedo o al menos tu tono desértico.
Dame sin miedo tu tono cadérico o tu tono cadavérico
Dame, si sabes, tu tono que sabe.
Déjame paladear tu tono
darle algo del tónico de mi boca, sangrante de palabras.
Déjame te doy mi boca que
sangra sangra sangra
palabras presumidas
que dicen: Tierra
y que dicen aire-fuego-viento-nada
Y que siempre dicen-dirán-dijeron algo ya muy muy dicho
Usadas: Palabras muy putas.
Palabras señoriales, royales, reales de repente.
Monarcas meretrices pagadas por el poder de usarles.
Altruistas promiscuas dejadas
Dejatrices: actrices del desecho
(Yo realmente solo quiero decir nada pero
¿Cómo puedo decir nada? o bien
cómo puedo sentir nada y decir nada y a la vez, mierda,
estar diciendo algo:
Inconexo, in-lógico, inútil, inerme, inanición)
Tengo hambre, otra vez.
Llega a mi algo verdadero: tengo hambre
sé que si lo escribo, estoy escribiendo algo cierto.
(Que no estoy arquitectando, construmamando los senos de la razón
y evacuando luego palabras
que juntas juntitas bailen cuentos sonoramente lindos.
Sé que esto sí es verdad: TENGO HAMBRE.
(Pero inmediatamente solicito a mi mente un nombre para el hambre
y ahí es donde la poesía termina)
Todos los nombres son tu nombre
y no puedo embellecerlo más allá de su fonética o de ti
todos los nombres tu sonido
y no puedo pronunciarlo sin entonar su melodía criminal
todos los sonidos tu belleza y tu podredumbre
y nombrarla no vale más que permanecer en silencio
Y en el silencio
al menos se desviste tu ombligo
(que cínicamente sabe también su nombre)
y el silencio mismo desnuda sus piernas llenas de nombres
y el silencio desparrama su sinfonía de gritos
gritos que gritan tu nombre.
Y ya qué
finalmente otra vez tu nombre desterrador de palabras
exiliador de sueños
sombra de los sueños y sombra de otros mejores nombres…
Tu nombre al final de su propio nombre
No me deja dormir
tampoco.
miércoles, abril 27, 2005
Reflexiones furtivas.
Reflexión del Otro.
Ojos que miro como si no mirase nada
ojos que no miro y miro antojado
ojos que respiran y hablan y se quejan.
Los ojos
cliché que reconozco también
son los ojos del cielo
son los ojos del miedo
los ojos del hambre y de la resaca perpetua.
¿Cómo mirarías todas esas cosas sin esos ojos helados,
sin esos ojos tatuados de oscuridad voluntaria
formada tan tranquila en la fila de los ciegos
sin esos ojos oblicuos, imperfectos y tallados luego?
O la frase del siglo: Tus ojos.
Todos hablan de los ojos de otros porque no ven los propios.
Todos reparan en la mirada que desean, pues no alcanzan a ver la suya
(menos aun en los espejos)
En los espejos, la gente que mira
se engaña.
Alguien me lo dijo.
las cosas parecen mejores de lo que sin embargo también parecen.
(No parecen mejores de lo que son, porque lo que son no lo sabemos)
Es así que el acto de reflejar es la reflexión. Ajá.
La reflexión de mis ojos en un espejo es la misma que me hace escribir esto
esto mismo.
luego
entonces
mis pensamientos son reflexión y reflejo de alguna luz que los proyecta
(sobre alguna pantalla desconocida) pero
-incongruencia
terriblemente pensable-
no vale más ni que un arbusto
o una lagartija
o un querer atar lo que no se sabe.
Cómo pensar entonces que la sed
(la más profunda y desértica sed)
es menos reflejo o más reflexión
que la idea de beber hasta saciarse
(o que el acto mismo de engullir esa agua resucitadora)
hasta el mismísimo hartazgo o incluso más allá.
Cómo pensar entonces que “amar”
(Ese “amar” tan bolsa
tan lleno de reflexión (reflejo)
tan nada y tan enorme(sensible)
vale menos – o más –
que la idea de besar tu boca
o que el acto mismo de tu boca besando la mía
o que la historia enterita de todos los besos
cualesquiera que hayan y que se dejen escribir
y que llenarían cualquier reflexión hasta el delirio.
reflexión ser más que la imagen del espejo
o el espejo mismo ser más que superficie que devuelva luz y oscuridad
sonido y silencio
y cómo superficie puede ser más visible que el (supuesto) verdadero contenido?
Pero, gran paradoja, siempre ha estado equivocada
porque siempre que la vemos
describimos
adoramos
la hemos visto , finalmente,
en alguna suerte de espejo.
¿O no?
¿on O?
domingo, abril 24, 2005
Un jazz silencioso.
Escuchando Jazz.
Verbos que engendran
Pero hay veces que me levanto dulce. Con un dulzor terrorífico, me da miedo tanta mermelada. Tanta tolerancia no puede caber en mi personaje. Entonces me escondo. Me vuelvo niño y me quedo quieto, bajo las cobijas, aterrado de que todo me guste, o de que el disgusto me sepa rico. Me da más miedo la luz que la oscuridad. Me doy más miedo cuando construyo que cuando cago y salpico el mundo con mi arbitrariedad y mi arrogancia cómoda y feliz.
Por eso es que he creado este pequeño espacio de desahogo. "My happy place"-- donde pueda vomitar la mucha mermelada que algunos días me asfixia -- Sin pena, sin pretensiones, sin querer hacer literatura. Solamente un lugar para ser cursi y andar encuerado, sin pudor. Lo siento por mis víctimas. Lo siento también por quienes acaben leyendo. La cura a esta melcocha la encontrarán en mi alter-blog, mismo que no mencionaré aquí, pero que seguro lo conocerán quienes lleguen.
Bienvenida la jalea.