martes, agosto 23, 2005

Réplica ignorada

Me desentendía de toda palabra
ya fuera yuxtapuesta, ya fuera verídica
y en la renuncia llegaban todos los temblores impertinentes
queriendo juntar el cielo con las frutas podridas

Ya ni el número autócrata
ni las sincronías estudiadas:
Todo danzaba feliz a pesar de la oscuridad
y ni el ritmo ortodoxo de las cosas
ni los destierros más coincidentes
ni los tambores, ni los silencios
podían hacernos callar.

Tengo en la memoria puras piezas revueltas
instantáneas de otros perfumes
retratos de lo no vivido
y sin embargo
quisiera arrebatarles a todos un mejor o un otro sentido.

Yo no suplico artes mágicas
ni tampoco me divierten las danzas que con tanta calma danzan los mundos.
Conmigo tengo suficiente para errar perdido.

Y no hay magnolias creciendo en los pantanos
y la sequía es también la misma sed para todos.
Estoy tan condenado como cualquier otro ciego de verdad invidente.
Los océanos han despellejado a su destino.
Todo retumba en un caudal desconocimiento.

¿De verdad existirá alguna vacuna para no ser diminuto?

Lo dudo.
Poco importan las lontananzas o las lisonjas.
Nada que recreemos de verdad vive o sueña.
Solo nosotros.

(Atenas llueve pero nadie sabe beber)

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