miércoles, noviembre 20, 2013

Eres agua (canción para luego de 4 días sin ducharse)

Sólo N. a quien debo recordarle que para esto no hay manual. 

Cuando todas las cisternas del barrio
Enciendan todas las bombas del barrio
Y el agua empiece a fluir
de vuelta
acarreando consigo el óxido bruno del Cutzamala que se muere
y con él también la cura a todos nuestros males sanitarios

Cuando toda esa agua aprisionada sin deberlo
comience a caer
Y cuando me increpes que de tan seco te resulto asombroso
Sólo me restará por decirte:

Asombroso es que todavía exista el agua
Que todavía vuelva
Que todavía ocurra.

Asombroso es lo que el agua produce
Lo que el agua lleva
Lo que limpia
Lo que ofrece.

Asombroso es que tú me hagas desear ser asombroso
Para ti.
Y asombroso es que el agua venga
y que se lo traiga todo
y que se lo lleve
todo también, tan bien.

Asombroso es que tanto nos nutra su presencia.
O que nos sintamos desérticos, yermos y perdidos
sin su guía y sin su ruta,
para luego ponernos frescos, presentes y hasta
certeros
cuando sin avisar
ocurre




Fósforos de sangre encienden en las bocacalles de mi encierro animal
El hervor límpido de mi carne
dentro de la jaula
lejos del frío y recién bañada

indica con toda solemnidad:

El sediento vive.
Y vive, casi siempre,
por culpa y por obra
del agua.


¿Escuchas la lluvia?
Algunos creen que esa es agua que se desperdicia.


Yo no estoy tan seguro.

miércoles, noviembre 13, 2013

Mujeres nube. Mujeres estatua. Mujeres llovizna.

Como chispeteo y lenta me ocurres por encima
Por adentro, no se ni de dónde
Y cerca de ahí
donde la médula y el tuétano se abrazan sin tocarse
Ocurres como un fenómeno vivo,
un columpio de besos
Un carrusel sin sombras ni vértigos

Es muy de noche y todavía no te conozco la piel.
Me urge.
Y es muy de día para que me dejes ciego como un cirio
como un sol diminuto de aceitunas
como un delirio trágico y autómata
que sólo quienes seguimos rotos sabemos replicar
y replicar
y replicar
hasta quedarnos dormidos sin broncearnos siquiera las pestañas

Yo no elegí a las mujeres. Las mujeres se me eligieron por dentro.
Bien podrían haber sido los hombres
¿por qué no?
Pero gracias a mi afán por engullir laberintos
en mis entrañas se enraizaron las complejas y no los hermanos cavernícolas

De ahí que ver una mujer lloviendo vale cada sílaba del gerundio
¡Por las barbas de Bretón! ¿De verdad te atreves a incrustar ahí
como si nada
un gerundio de esos? (replican la calma y la técnica, ambas mujeres
y ambas más y más indescifrables con el paso de los años)

Seniles torbellinos que se suponen sensatos (me digo)
Se salen solos los solemnes sorbos pecaminosos y gerúndicos:

Por las mujeres que me han partido el vientre
sería capaz de sembrar incluso un par de esdrújulas.

Ah -replican-
pero al pedir permiso, ya lo has hecho.

Rotas pues las reglas del laberinto
toca una vez más volver al principio.

El principio es una mesade mármol
donde reposa un vaso frío
y que está posada sobre unas patas indescriptibles de caoba mística.

El principio de hoy no se parece en nada a sus predecesores.
Cada principio es uno.
Principio pues, el próximo.

Peor que el pasado es improbable. Eso seguro.


Quisiera decir que me lleva la mierda
como quien dice que esta noche hay espárragos para la cena.

Pero ahí, de pronto, pierdo la partida.

Esa esdrújula última me devuelve a la sierpe
en lugar de a la escalera.

Casilla cero.
Verdes conocidas es lo que clama el meteorológico.

Espero llevar paraguas esta vez.
No sea que me engulla la tormenta.

De nuevo.