domingo, noviembre 26, 2006

Trotaflores

Y me han estremecido un montón de mujeres, mujeres de fuego, mujeres de nieve...
S.R.

Para cada mundo, cada prado, cada flor, cada pétalo y cada súbita danza mortuoria. Pero en especial, para ti.

He recolectado flores como he plagado de incendios las catedrales
catedrales de piernas
fuertes fortalezas las de las piernas y las del humo
y tenues
y suaves las tenazas y húmedas las causas
lo he quemado todo al tiempo que lo guardaba en el morral

para seguir trotando
y hacerme fuerte
para seguir andando
y que los vientos no me revienten

He andado creyendo en los países y en los mundos
y dado otros diez pasos seguro de las metas
y de los rumbos
he pisado a dedo limpio las guaridas de las hojas y de las cosas
y machacado a las orugas
a los grillos y a sus ingrávidas melodias
a los sueños y sus cosas

para seguir trotando
y hacerme fuerte
para seguir andando
y que ni el ruido ni la ciudad
sean aquello que me despierte

Luego me dejé de mapas
y me dejé de suertes
y me propuse llanamente croar junto a los prados
y creer sin miramientos en los campos y en las fuentes
Les canté cualquier manojo de arias y de odas
les supuse lo más grande y lo más mío y lo más siempre

para seguir trotando
y hacerme fuerte
para seguir croando
junto al frío y junto al prado
una elegía hecha de pájaros durmientes

Pero yo no era de prados
ni de mí las sinfonías
y las flores eran una por una
un sinfín de significados
y un eterno añil consciente
así que me puse a mirarlas
una a una
sin sol sobre la lupa y sin incendios saliéndome entre los dientes

para seguir trotando
y hacerme fuerte
para seguir creyendo en algo mío
y en algo digno de hincar el diente

Pero no era esa taxonomía
no
ni tampoco los nombres de las flores
las familias
la vendimia de su fruto
o su desértica unidad
tan brutal y tan silente

Eran más que las flores, los pétalos
y más que los pétalos
sus diminutas danzas
¡Cuánto tiempo perdido entre los mundos, los mapas y las estúpidas alabanzas!
Un sólo golpe de viento siempre fue capaz
de convertirme en un guerrero
y yo cazando el jugo sabio en un altar
y yo queriendo volar junto a lo grande
y junto a la muerte

para seguir trotando
y hacerme fuerte
y para no mirar lo suave y lo vano
donde se esconde la verdad
y donde se nutren los hermanos
y se hacen míticos los tridentes

Es ahora que transito sobre almohadas de helecho
terruños de paz
y gotas de sangre que se escurren entre la nieve
y sigo mirando los mundos
y los prados
y las flores y sus ecos únicos
acuñados de albores
suaves y lúbricos
y es ahora

cuando ya no me importa
y cuando pétalo tras pétalo me distingo entre las sierpes
porque a cada pétalo le canto
le doy
le vivo

porque
aunque sea sólo un segundo
uno por uno bailan para mí
y me acarician y me repudian
y luego me besan y me muerden

para seguir trotando
y para hacerme fuerte.

2 comentarios:

Remedios la Bella dijo...

...

En el fotograma dijo...

La lírica potenciada como animal sano o como imagen poderosa


así que el trotaflores vive aquí

:)