miércoles, octubre 31, 2007

El por qué es muy tú... (en demasiadas palabras)

Es muy tú porque es muy todos
y te lo digo con la muñeca dormida, detrás de mí
e igual que te lo diría con un poco de valor fluyéndome en la sangre

Es muy tú porque esta es otra reconstrucción
de la reconstrucción
de esa otra
también
reconstrucción.

Pero aun así, duele.


Aunque igual te lo diría por el hecho de que te gustan los cuentos
y que buscas tu cuento
tu cuentista
y te esmeras porque nadie se salga de los márgenes
El 1 es el rojo
El 2 el amarillo
El 3 es amor que se calla
Y el 4, ardor que se muerde.

Y eso, querida princesa,
es reconstrucción.

Pero aún así, duele.


No. No te lo dí para jugar.
No te presté un juguete más de los que me he encontrado
en este corral de tiempo que me han echado encima.

No. A veces no tengo otra intención que la de sonreír.
A veces sólo quiero gozar y callarme.
Hay días que no me importa ni me creo capaz de enseñar nada.
Y entonces regalo dibujos.
Dibujos de otros,
como los de Quino,
como los que ahora significan mi casa.

Y sin otras ganas que las que me dicen que ojalá te rías
te los regalo sin trampa
y espero tu mensaje
para que me haga la noche.


Esa es mi condena, dibujo de princesa o princesa en sí misma.
Ese es el problema.
Tratar de llamarse a través del otro.
Dejarse ir sin oscuras agendas,
y que el otro alcance a colgarse de una misma sonrisa.


Y luego escuchar música:

"Llámame, no me respondas..."
"Sáciame, que no me alcance..."
"Déjame, que yo me rinda..."

"Cúrame."

Y nada más. Luego callarse.

Y mutar. Otra vez.


Hasta morirse.

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