miércoles, abril 27, 2005

Reflexiones furtivas.

Reflexión del Otro.

Sus ojos son surcos que cruzan mis entrañas
Ojos que miro como si no mirase nada
ojos que no miro y miro antojado
ojos que respiran y hablan y se quejan.

Los ojos
cliché que reconozco también
son los ojos del cielo
son los ojos del miedo
los ojos del hambre y de la resaca perpetua.

¿Cómo mirarías todas esas cosas sin esos ojos helados,
sin esos ojos tatuados de oscuridad voluntaria
formada tan tranquila en la fila de los ciegos
sin esos ojos oblicuos, imperfectos y tallados luego?

Los ojos
O la frase del siglo: Tus ojos.

Todos hablan de los ojos de otros porque no ven los propios.
Todos reparan en la mirada que desean, pues no alcanzan a ver la suya
(menos aun en los espejos)

En los espejos, la gente que mira
se engaña.

Alguien me lo dijo.

En los espejos
las cosas parecen mejores de lo que sin embargo también parecen.

(No parecen mejores de lo que son, porque lo que son no lo sabemos)


Es así que el acto de reflejar es la reflexión. Ajá.

La reflexión de mis ojos en un espejo es la misma que me hace escribir esto
esto mismo.

Reflexión y reflejo son la misma cosa
luego
entonces
mis pensamientos son reflexión y reflejo de alguna luz que los proyecta
(sobre alguna pantalla desconocida) pero

-incongruencia

terriblemente pensable-


El reflejo de mis ideas sobre esa agua cognoscible
no vale más ni que un arbusto
o una lagartija
o un querer atar lo que no se sabe.

Cómo pensar entonces que la sed
(la más profunda y desértica sed)

es menos reflejo o más reflexión

que la idea de beber hasta saciarse

(o que el acto mismo de engullir esa agua resucitadora)

hasta el mismísimo hartazgo o incluso más allá.


Cómo pensar entonces que “amar”

(Ese “amar” tan bolsa

tan lleno de reflexión (reflejo)

tan nada y tan enorme(sensible)

vale menos – o más –

que la idea de besar tu boca

o que el acto mismo de tu boca besando la mía

o que la historia enterita de todos los besos

cualesquiera que hayan y que se dejen escribir

y que llenarían cualquier reflexión hasta el delirio.

¿Cómo reflejo podría ser más que reflexión, o al revés,
reflexión ser más que la imagen del espejo
o el espejo mismo ser más que superficie que devuelva luz y oscuridad
sonido y silencio

y cómo superficie puede ser más visible que el (supuesto) verdadero contenido?

¿Cómo?

Todo es culpa de nuestra bellamente adiestrada cabeza, creo.

Pero, gran paradoja, siempre ha estado equivocada

porque siempre que la vemos

describimos

adoramos

la hemos visto , finalmente,

en alguna suerte de espejo.

¿O no?

¿on O?

1 comentario:

Lahetaira dijo...

ojos contra ojos, yo te digo: que de lo sentido nació lo visto, que de lo besado cayó cada palabra. Pura telepatía bloguera.