jueves, abril 28, 2005

La inutilidad de las palabras

Palabra.

Carne de mi carne
dijeron
carne que proviene de mi
y que habla mis tonos
y que escupe mis silencios
y que me significa.

Como tú,
todos nosotros arrojados aquí.

Lanzados sin tregua para buscar un fondo
en este océano de párpados sorprendidos

Todos igual: sin ser parte
siendo motivo de algunos
motivándonos a través de otros.

Me siento desnudo: Siénteme desnudo

Todo el tiempo
todo el tiempo púrpura estoy desnudamente hablando

y hablando y hablando
con ese todo de abrir la boca.

Con ese todo que presume serlo y claro: no lo es

TODO el tiempo
incluso al decir: “to-do eltiem-po”.

(Creyendo que puedo mentarlo desparpajado
o creyendo que mi palabra significa.

Creyendo que ese todo es algo más que dos sílabas
o que alguna vez fue solo un tono)

Dame mejor tu tono:
Dámelo mejor y que sea ahora

tu tono húmedo o al menos tu tono desértico.

Dame sin miedo tu tono cadérico o tu tono cadavérico

Dame, si sabes, tu tono que sabe.

Déjame paladear tu tono
darle algo del tónico de mi boca, sangrante de palabras.

Déjame te doy mi boca que
sangra sangra sangra
palabras presumidas
que dicen: Tierra

y que dicen aire-fuego-viento-nada
Y que siempre dicen-dirán-dijeron algo ya muy muy dicho


Usadas: Palabras muy putas.
Palabras señoriales, royales, reales de repente.

Monarcas meretrices pagadas por el poder de usarles.

Altruistas promiscuas dejadas

Dejatrices: actrices del desecho

(Yo realmente solo quiero decir nada pero
¿Cómo puedo decir nada? o bien
cómo puedo sentir nada y decir nada y a la vez, mierda,

estar diciendo algo:

Inconexo, in-lógico, inútil, inerme, inanición)


Tengo hambre, otra vez.

Llega a mi algo verdadero: tengo hambre
sé que si lo escribo, estoy escribiendo algo cierto.

(Que no estoy arquitectando, construmamando los senos de la razón
y evacuando luego palabras
que juntas juntitas bailen cuentos sonoramente lindos.

Sé que esto sí es verdad: TENGO HAMBRE.

(Pero inmediatamente solicito a mi mente un nombre para el hambre
y ahí es donde la poesía termina)

Todos los nombres son tu nombre
y no puedo embellecerlo más allá de su fonética o de ti
todos los nombres tu sonido
y no puedo pronunciarlo sin entonar su melodía criminal
todos los sonidos tu belleza y tu podredumbre
y nombrarla no vale más que permanecer en silencio

Y en el silencio
al menos se desviste tu ombligo

(que cínicamente sabe también su nombre)

y el silencio mismo desnuda sus piernas llenas de nombres
y el silencio desparrama su sinfonía de gritos

gritos que gritan tu nombre.

Y ya qué
finalmente otra vez tu nombre desterrador de palabras
exiliador de sueños
sombra de los sueños y sombra de otros mejores nombres…

Tu nombre al final de su propio nombre

No me deja dormir

tampoco.

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