sábado, octubre 20, 2007

Redundancias

Y qué si nos rompemos
qué si nos hacemos agua
qué si nos hacemos nada
o nos hacemos tiempo
que no es tiempo
o qué si esto no es sólo otra versión
para las muchas
y muy viles palabras
que repiten la fragua
aún si siempre llegan tarde


Qué si nos deshacemos
qué si nos acontecemos
qué si nos prescindimos
como un insulto
como una -otra, una, ninguna-
palabra enjuta que no es nada
ni define el ardor de la verdadera carne.

¿Qué es lo que somos si no somos
"en verdad" "nada"?

"En verdad" (palabras tan grandes)

O "somos", "nada":
(maneras nuevas para callarse,
equívocos que pretenden sobrevivir el duro test de las palabras
sembradas bajo la piel
supervivientes de la sangre)

La vida no es un quince de junio, oh no.
Ni tampoco es un octubre de sombras
o un agosto torbellino de recuerdos
o un septiembre acidulado por la falta de coraje
ni el año entero de designios
y follaje.

No es que falten las mañanas.
Es sólo que la vida es un acertijo, sí,
un revoltijo,
sí,
un amasijo,
claro que sí.

Y no hay batidora que comprenda en donde empieza
el ahora, la hondura, el exterminio.
Ni dónde termina
el mañana, su paciencia
y los miles de flores que le aguardan.

No somos nada,
como quien dijera todo,
como quien fuera
el gran (gran) belga de la noche.


No somos nada.
(¿O a quién le importa ser solamente huesos y plumas?)
A nadie.
A nada.

No somos nada.
Aunque sobre esa nada se acabe el plenilunio.


¿Porías dejarme ser falta?
¿Me permites,
europeumísimamente,
faltar a mi palabra de ser dios,
y terminar siendo fragua?

¿Hay manera alguna
en la que pueda acabarme por completo
sin deberte ser frazada?

¿Se puede morir sin desmorir?
¿Se puede morar sin desmoronarse?
¿Se puede creer en aquello que se desvanece,
en la ilusión,
en la igualada,
y al mismo tiempo transcurrir quietamente
y dejarse olvidar por el mañana?

Sucede que me canso de ser Dios.
Sucede que me canso de llover sobre mojado.
Sucede que aquí nada sucede.
Sino la lluvia.
Lluvia.
Lluvia.

¿Y luego qué?


No me vengas con la madrugada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy bueno, el final estupendo