Amor, no te conozco.
Pero sé que tu voz debe de ser dulce y feroz como una estampida de pájaros de fuego
y que nuestro mundo, que tampoco conozco
es un columpio boscoso e incansable
en el que nos meceremos bajo el albedrío del viento
y haremos de la tierra nuestra tierra.
Amor, no sé si me escuchas.
No sé si me sabes ni sé si me sientes.
No sé si soy bruma
o espuma
o fiebre estéril como ninguna
pero sé que tus piernas -las que no conozco-
son tenazas sin apellidos y muy fuertes
con las que trotaremos sobre cada piedra
y erizaremos los cabellos del mundo
Amor, mi piel china, eléctrica
mi desconocido sabor de lo eterno
mi sabiduría y mi deshauciamiento:
No te conozco. No quiero salvarte. No nos debemos nada.
Pero sé que en algún lado existes, y que para que eso pase
sólo hará falta una mirada.
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1 comentario:
Un amor eterno, el que nunca llega... Una botella para llenar con palabras, unos labios para besar en sueños...
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