Te he dicho ya
y de forma suficientemente clara
que si lo que de mí necesitas son lisonjas y piropos
de mí los tendrás
Por más que camines hacia la niebla
por más que mis monstruos se aparezcan rayando lo súbito
llegará ese póster de convergencias
verdades
y minuciosas descripciones que te circunnavegan
abrazando lo más bello de ti
y trazándolo sobre el hielo
las piedras
la orilla del mar
y cualquier otra clase de lienzos transitorios
Todos, todos ellos
habrán de morir
Quizás fueron muchos los días
quizás a los dos nos cimbra lo hermoso
No tiene caso ponerle nombre a esos peligros
si de verdad es que ya sabes los que quieres
y en dónde estan
Todavía no sé bailar como quisiera.
y quisiera, si es posible, que me enseñes tú
Me ha tomado años. Décadas, incluso.
Pero hoy ya no me queda espacio alguno para dudar
Y aún si te me vas
o te me niegas
o te me acabas desapareciendo (o yo a ti)
tengo que rendirle la debida admiración
y los honores
a tu carne
a tu corazón
a tu sangre.
Me haces feliz. O cuando menos, eso es lo que tantos dicen.
Yo no tengo siquiera palabras que ayuden a fumárselo todo
Yermo. Sitiado. Tranquilo.
Aquí me hallas siempre que tu boca no sea la que cante el himno nacional.
Y aún así, roto bajo la piel
terrible como pocos
te amo.
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