domingo, febrero 12, 2006

Latido binario

Para qué nombrar cosas o decir que en realidad existe la lluvia
para qué sentir frío sin morir de tanto
para qué llenar el depósito
o parar en la próxima estación de gas
o volar en vertical al sembradío donde la oscuridad es una cerca
y un subsuelo
y algo que carece de pestañas

Para qué domesticar a los muertos o a los vivos
o para qué domesticarse de las ganas
Para qué anidarse y cobijarse y hornearse bajo el ecuador de tantos látigos
o estrujarse a baño maría en los puños de la libertad
o entre los dientes exhaustos de tanto desesperanzado tan lleno de sin rumbos

Para qué asemejar
para qué darle sonido a cada aullido mascado entre el aire
Y cómo decirle meritorio de llantos
que son
pero no son
y que aunque les llamen agujas cansadasde vivir tras nuestros ojos
jamás logran expelerse desde dentro
lejos y muy afuera
cual debiesen

Vestirse de nubes a ratos
Ausentarse del futuro: Ansiarlo.

Para qué hacerse preguntas
para qué reembobinarse las neuronas
si en realidad, y claramente, no se puede
y si en realidad callando
parece que uno muerde mejor

Para qué preguntarse
para qué buscar sonidos y letras
sucediéndose, empujándose, revolviéndose a nuestro antojo

Para qué.

Describir lo delicado con nombres que pudieran empuñarse y asesinar la delicadeza
Disectar la propia oscuridad mientras se vive bajo el sol
y se rentan
cada noche
centenares de lámpares inquietas y sindicalizadas hasta la necedad
Para qué.

¿Es amar un nombre para lo que ignoramos con tanta hambre y dedicación?
¿Es no amar un bello pretexto que igual nos escupe
pulcramente
y hasta el centdo del mismo centro por el que quisimos nombrar?

Hay días en los que cada bocado de sopor me dice que sin embargo vivo
y hay noches en las que desayuno
y noches que no se esconden de nada.

Y semanas
Y suspiros
y minutos que prefiero no tatuar o evitar o ponerles nombre
para seguirlos viviendo
como pueda
como sea
no sin antes lograr
enteramente convencido
poner un punto
abandonar un otro nombre
y conducirme sin terror hasta el silencio.

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