domingo, marzo 15, 2009

Temblor y temblor. (Un eslogan para el exilio del terror)

Dibújame unas manos que se escurran hasta la guarida
hasta la cueva, el cubil, el final del sortilegio.

Píntame un cordero
crucificado y sediento gis en el pizarrón añil
en la libreta de una esponja avinagrada
Trázame unas manos rotas
empuñando sangre contra viento
y defecando un cliché
TODO al mismo tiempo.

Escríbeme otro evangelio absurdo
una historia más y mejor que la dóctorjauslosjuevesporlanoche.
Un acertijo similar, al menos:
Ceguera entusiasmada versus pesadumbre ilustratoria.
Un camino no-camino en el que "god becomes silent"
y en el que nadie sabe
-nadie supo-
cuán silencioso había estado el susodicho
desde el primero de todos
los principios.


Se me olvida siempre lo impostergable.
Vivir sin ataduras
morder sin bozal
amasarse sin tapujos
y persistir, sí, a pesar de las pólizas chantajistas
de cualquier aseguradora fundamental (o fundamentalista, for that matter)

Escupo sobre la tumba ignota del cinturón de seguridad:
el presente es un transcurso que se vive sobre el agua
bajo el agua
dentro del agua -la más corriente de todas-

Todo lo demás,
sálveme el dios de lo bursátil,
son pretextitos.


Y sí. Si no tiene hueco, queridos,


NO ES SALVAVIDAS.