viernes, marzo 07, 2008

Favor de no editar...publicar...toser...sobrevivir...

Si tuviera constitución sobre la que jurar
o amor que mereciera decir cualquier cosa
lo haría. Juro que lo haría.

Ya no se trata de la danza inoperante de subir hasta la ibero
y más allá.
Ya no es que importe si la avenida de los poetas
es calle o es calzada
o no es ni la una, ni la otra.

Ya no importa nada. Y nunca ha importado, si se le mira bien.


No es mi fragilidad nunca denunciada
pero siempre descrita.
Ni tampoco es la fragilidad de eso que se suele llamar el mundo
ya sea el de constituyentes esquina expansión
o el de televisa doña fe santa fe grandiosa e incongruente mierda muy operativa

Ya no importa nada. Y nada importa cuando alguien que sí importa
lo rebaja todo a un enunciado de locura
adicción
perdición y falta de finura
desprecio eterno
sangre funesta que nadie lame y que nadie quiere
pero que todos
en puestos de periódicos y locales cerrados
lamen mientras pueden y les basta el estómago.

Bah.


Imagina que ese cielo que conoces
que siempre lee y que casi siempre te respeta
un día se levanta medio ajado
oblicuo y ajeno: vaya, digamos que emputado.

E imagina que ese cielo que casi siempre te responde
te abraza y te cuida
y se te apiada
normalmente y (no, lástima jamás) casi siempre te propone
un día se levanta otra vez y otra vez
y otra vez
y a la tercera o la quincuagésima
te mata y te abandona y te dispone sin más
vieja lata de jugo júmex: Tú no perteneces aquí (flechazo al corazón)

Y ya. Luego imagínate nada.
Todo negro frente a los ojos, frente a la calma
las horas
todo
sin terminarse todo, lo demás se acaba.


¿Se podría despertar de nuevo?
Sí.
¿Hablaría nuevamente la bestia?
Seguro.

¿Volvería el mundo a ser el mundo?
Es dudable. Pero no imprescindible.


Me dejo "hacerle al hortelano"
porque es todo lo que tengo.
Escapatoria, reintegración, camino.
Camino dentro del camino.
Historia dentro de la historia.

Hace muchos (pocos) años aprendí
a no pedir perdón por mis memorias.
Y logré ser cuando lo puedo
y vivir cuando me lo deja hacer la historia.

No tengo disculpas para mí ni para nadie.
Este chapultepec me lleva hasta acutzingo
santa fe
y luego hasta el regreso que me deja ser solito
y sin vivir para la gloria.

¿Nos vamos juntos?
O no.

A quién le importa trotar
cuando a lo lejos
se ve
y casi casi
se puede lamer
cada vuelta y vuelta y vuelta
que nos lleva a dar la noria.